Contenta con la idea de acudir al I Congreso Iberoamericano sobre Redes Sociales, llegué a Burgos armada con mi mini-PC y mi iPhone para apuntar y twittear todo lo que pudiera. Cuál fue mi sorpresa al encontrarme con un lugar poco apto, cuando menos, para un congreso del siglo XXI. Y es que, el Teatro Principal de Burgos será un sitio emblemático pero está desfasado para estos eventos: butacas incómodas, falta de lugares para apoyar los portátiles y iPads, escasez de enchufes (sólo localizados en algunos puntos del teatro),… Y lo más terrible: una conexión wifi lenta e insuficiente.
Pese a los prolegómenos con los que se iniciaba el #iRedes, decidí dar un voto de confianza a la organización y ver cómo se desarrollaba el encuentro. Aunque mis miedos no tardaron en aparecer… Empezamos con tres presentaciones (todas innecesarias) que ya anularon la primera hora y media de congreso. ¡Cómo les gusta figurar a estos políticos…! En fin, si después de este lamentable comienzo hubiera disfrutado de sesiones enriquecedoras, otro gallo me cantara. Lo cierto es que en estas dos jornadas, sólo pude salvar un par de ideas interesantes. Rescato aquí algo que dijo Alejandro Piscitelli, consultor y profesor de la Universidad de Buenos Aires, autor de Filosofitis, sobre que «Las redes sociales son necesarias pero no suficientes para el cambio social».